Hace apenas unos minutos, un grupo de maestros afiliados a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) irrumpió en el Zócalo capitalino e intentó derribar las vallas metálicas que resguardan el Palacio Nacional, en una acción de protesta no anunciada que escaló rápidamente la tensión en el corazón de la ciudad.

Decenas de docentes –muchos con banderas rojinegras y pancartas contra el sistema, se congregaron frente a la sede del Ejecutivo federal. En cuestión de segundos, varios manifestantes comenzaron a sacudir y empujar con fuerza las barreras de acero, mientras gritaban consignas como “¡El pueblo unido jamás será vencido!”.

Elementos del cuerpo de granaderos de la SSC formaron un cordón inmediato para contener el avance, sin que hasta el momento se reporten detenidos ni heridos. Un contingente de la Guardia Nacional reforzó el perímetro, y se desplegó gas lacrimógeno en dosis controladas para dispersar a los manifestantes.
Voceros de la CNTE en el lugar declararon que la acción responde a la falta de respuesta del gobierno federal a su pliego petitorio 2025, que incluye aumento salarial del 100 %, abrogación de la reforma educativa de 2019 y basificación masiva. “No nos iremos hasta que nos escuchen”, advirtió una maestra desde un megáfono.

