En un homenaje que ha conmovido y polarizado a miles en redes sociales, el velorio de un respetado docente de Chosica se convirtió este fin de semana en un fenómeno viral. El profesor, conocido cariñosamente como “El Profe”, fue despedido no recostado en un ataúd tradicional, sino sentado en una silla, con un libro abierto en sus manos y una expresión serena que evoca sus largas horas de clases. La imagen, capturada en videos que acumulan cientos de miles de vistas en TikTok y Facebook, ha desatado un debate sobre las formas modernas de honrar a los difuntos.
El velorio, realizado en el distrito de Chosica, al este de Lima, atrajo no solo a familiares y colegas, sino también a curiosos y vecinos que se acercaron para presenciar lo que muchos describen como un “tributo poético” a la vida del educador. Según relatos de asistentes, el profesor –cuyo nombre completo no ha sido divulgado por respeto a la privacidad familiar– dedicó más de 30 años a la enseñanza en escuelas locales, inspirando a generaciones con su pasión por la literatura y la historia. “Quería que lo recordáramos como siempre lo vimos: sentado, compartiendo conocimiento”, explicó una sobrina del difunto a este medio, visiblemente emocionada. La familia optó por esta disposición inusual para capturar la esencia de un hombre que, incluso en sus últimos días, insistía en leer en voz alta a sus alumnos.
Las redes sociales explotaron con reacciones divididas. Mientras algunos usuarios elogiaron la creatividad y el simbolismo –“Es un hermoso cierre a una vida dedicada a las letras”, comentó una influencer educativa en TikTok–, otros cuestionaron el respeto a las tradiciones funerarias. “Es innovador, pero ¿no perturba el descanso eterno?”, se lee en uno de los hilos más comentados de Facebook. Hasta el cierre de esta edición, el video principal superaba las 500.000 visualizaciones, convirtiendo el adiós del profesor en un espejo de las tensiones culturales entre lo moderno y lo ancestral en el Perú contemporáneo.
Este caso no es aislado en el país, donde las despedidas temáticas han ganado terreno en los últimos años. Especialistas en rituales funerarios consultados por este medio señalan que prácticas como esta buscan “humanizar” el duelo, recordando a los fallecidos en poses cotidianas que reflejen su personalidad. Ejemplos previos incluyen velorios de hinchas de fútbol con camisetas de sus equipos favoritos o incluso difuntos vestidos como superhéroes, siempre bajo estrictas normas sanitarias para evitar riesgos de salud. “Estas innovaciones ayudan a procesar el luto de manera personalizada, pero es crucial equilibrarlas con protocolos de bioseguridad”, advierte la antropóloga funeraria Dra. María López, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
En Chosica, el evento también ha revivido recuerdos de otras excentricidades locales. Vecinos recordaron un velorio similar en 2018, donde un carpintero fue expuesto de pie junto a sus herramientas, como si estuviera a punto de tallar una nueva obra. “Aquí, el duelo es arte”, resume un asistente al velorio de “El Profe”, quien agregó que la comunidad ha iniciado una colecta para donar libros a la escuela donde el docente impartió clases durante décadas.
Mientras el sol se ponía sobre las colinas de Chosica este domingo, el profesor sentado parecía custodiar sus últimas lecciones en silencio. Su partida, lejos de ser un final, se ha transformado en una invitación colectiva a reflexionar: ¿cómo queremos ser recordados? En un mundo acelerado, este velorio nos recuerda que, a veces, las palabras no dichas –o las páginas no leídas– encuentran eco en los gestos más inesperados.
 
		
