En un movimiento sin precedentes de cooperación bilateral, los ejércitos de México y Guatemala han lanzado este martes un plan de “operaciones coincidentes” a lo largo de su frontera común, en respuesta a un violento enfrentamiento ocurrido la víspera en territorio guatemalteco entre presuntos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y fuerzas militares locales. La iniciativa, anunciada por el secretario de la Defensa Nacional de México, general Ricardo Trevilla Trejo, busca contener la creciente incursión de grupos criminales transfronterizos y garantizar la seguridad de las comunidades en la región.
El incidente que desencadenó esta respuesta coordinada tuvo lugar la noche del lunes en la comunidad de Agua Zarca, ubicada en el municipio de Santa Ana Huista, departamento de Huehuetenango, una zona montañosa y remota que colinda directamente con el estado de Chiapas en México. Según un comunicado oficial del Ministerio de la Defensa Nacional de Guatemala (Mindef), un grupo de civiles armados –presuntamente procedentes del lado mexicano y vinculados al CJNG– ingresó al territorio guatemalteco a través de los departamentos de Huehuetenango y San Marcos. Los intrusos, equipados con armamento pesado, explosivos y drones de vigilancia, abrieron fuego contra varias comunidades locales, lo que provocó un enfrentamiento directo con unidades del Ejército guatemalteco.
El saldo del choque fue trágico: un oficial guatemalteco resultó herido de bala en el pie, mientras que un civil falleció en el lugar. Durante los operativos de contención posteriores, las fuerzas guatemaltecas lograron detener a un sospechoso y decomisaron un arsenal significativo, incluyendo rifles de asalto, granadas y dispositivos de monitoreo aéreo. “Unidades de la Fuerza Armada reforzaron inmediatamente las medidas de seguridad para proteger a las comunidades afectadas”, detalló una portavoz del Mindef en un mensaje difundido a través de la red social X, donde el Ejército guatemalteco (@Ejercito_GT) alertó sobre la “incursión armada” y llamó a la población a mantener la calma.
El general Trevilla Trejo, durante la conferencia matutina del presidente en Palacio Nacional, confirmó la participación del CJNG en el ataque y reveló que el incidente forma parte de una disputa territorial más amplia entre dos facciones del crimen organizado que operan en la franja limítrofe. “En esa área actúan dos grupos delincuenciales: uno afín al Cártel de Sinaloa y otro al Cártel de Chiapas y Guatemala, vinculado directamente al CJNG”, explicó el mando militar, subrayando que estos clanes rivales se desplazan con facilidad entre México y Guatemala para disputar rutas de narcotráfico, extorsión y trata de personas.
Fuentes de inteligencia mexicana, citadas en el informe de Defensa, indican que el enfrentamiento podría haber sido una represalia del Cártel de Sinaloa contra células del CJNG, que han intensificado su presencia en la frontera sur en los últimos meses. Reportes preliminares hablan incluso de la aparición de “narcomantas” firmadas por el Cártel de Sinaloa, acusando al gobierno guatemalteco de tolerar a sus rivales. Este episodio no es aislado: la región de Huehuetenango ha sido escenario de un aumento del 40% en incidentes relacionados con el crimen transnacional durante el último año, según datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) de México.
En respuesta inmediata, México y Guatemala activaron protocolos de intercambio de información que ya existían gracias a reuniones periódicas entre la Quinta Brigada de Infantería guatemalteca y el personal militar mexicano en la frontera. “De inmediato desplegamos elementos en el lado mexicano y establecimos un plan para realizar operaciones coincidentes a lo largo de toda la franja fronteriza”, precisó Trevilla Trejo.
La colaboración entre ambos países no es nueva, pero el nivel de sincronización actual representa un escalón cualitativo en la lucha contra el narcotráfico. Expertos en seguridad consultados por este medio destacan que las “operaciones coincidentes” permiten a las fuerzas armadas actuar en tándem sin violar soberanías, maximizando el impacto en la desarticulación de redes criminales. “Es una respuesta pragmática a una amenaza que no respeta fronteras”, comentó el analista en temas de seguridad, Dr. Eduardo Guerrero, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien advierte que el CJNG ha utilizado la porosidad de la frontera México-Guatemala para expandir su influencia hacia Centroamérica.
Desde el lado guatemalteco, el presidente Bernardo Arévalo –quien asumió el cargo en enero de 2024– ha expresado su respaldo total a la iniciativa, enfatizando en un breve mensaje oficial la necesidad de “proteger la paz en nuestras comunidades compartidas”. Mientras tanto, en México, el despliegue incluye elementos de la Guardia Nacional y la Secretaría de Marina, enfocados en Chiapas y Tabasco, para interceptar movimientos sospechosos y reforzar puestos de control.
Este operativo llega en un momento crítico para la región, donde la violencia ligada al crimen organizado ha desplazado a miles de familias y afectado el comercio bilateral. Organizaciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han instado a ambos gobiernos a priorizar la protección de civiles durante las acciones militares, recordando que la frontera sur alberga a poblaciones indígenas vulnerables.
Con las operaciones ya en marcha, México y Guatemala envían un mensaje claro: la expansión de cárteles como el CJNG no encontrará impunidad en esta zona estratégica. Sin embargo, analistas coinciden en que el éxito a largo plazo dependerá de inversiones en desarrollo social y control migratorio, para atacar las raíces de la inseguridad transfronteriza.

