La Fiscalía General del Estado de Guerrero confirmó el hallazgo del cuerpo sin vida del sacerdote Bertoldo Pantaleón Estrada, reportado como desaparecido desde el sábado 4 de octubre, en una zona montañosa del municipio de Eduardo Neri. Autoridades ministeriales iniciaron una carpeta de investigación por el delito de homicidio calificado, en un caso que ha conmocionado a la comunidad católica local.
El cuerpo del religioso, de 58 años y originario del municipio de Cocula, fue localizado alrededor de las 14:00 horas en una brecha de difícil acceso cercana al kilómetro 199 de la carretera federal México-Acapulco, entre las localidades de Zumpango y Mezcala. Pantaleón Estrada se desempeñaba como párroco provisional de la iglesia de San Cristóbal, en la comunidad de Mezcala, una zona rural enclavada en cadenas montañosas con presencia histórica de violencia. Reportes preliminares indican que el cadáver presentaba varios impactos de bala, aunque la necropsia de ley realizada por el Servicio Médico Forense (Semefo) determinará las causas exactas de la muerte.
La Diócesis de Chilpancingo-Chilapa había alertado sobre la desaparición del sacerdote el mismo lunes, solicitando oraciones por su localización y confiando en la acción de las autoridades. En un comunicado, el obispo José de Jesús González Hernández llamó a la comunidad a evitar especulaciones y unirse en esperanza, mientras elementos de seguridad estatales y federales mantenían un operativo de búsqueda. El último avistamiento del párroco fue en la comunidad de Azcala o Cocula, y trascendió que podría haber estado acompañado por un hombre cuya identidad se investiga para que declare sobre los hechos.
Agentes de la Policía Investigadora Ministerial (PIM) y peritos de la Coordinación de Servicios Periciales procesaron la escena del crimen, recabando indicios para identificar a los responsables. Hasta el momento, no se ha revelado el móvil del crimen, pero Guerrero, uno de los estados más violentos de México con más de la mitad de los homicidios dolosos del país, ha sido escenario de ataques previos contra miembros de la Iglesia católica. Casos como los de Iván Añorve Jaimes y Germaín Muñiz García en 2018, o incidentes más antiguos relacionados con el narcotráfico, resaltan la vulnerabilidad de los religiosos en regiones controladas por cárteles.
La Iglesia local emitió una esquela confirmando el deceso y lamentando el presunto homicidio, mientras la fiscalía continúa las diligencias para esclarecer el caso en medio de la ola de violencia que azota la entidad sureña. Este suceso se suma a una serie de agresiones contra el clero en México, donde algunos sacerdotes han actuado como mediadores en conflictos entre bandas rivales.
 
		
