En un trágico incidente que ha conmocionado a la comunidad rural de Santa Isabel, en el municipio de Cuauhtémoc, Chihuahua, una avioneta se desplomó esta mañana, dejando un saldo de dos personas sin vida. El accidente ocurrió alrededor de las 9:00 horas en las afueras del poblado, cerca de la carretera federal que conecta con la ciudad de Cuauhtémoc, según reportes preliminares de las autoridades locales.
La aeronave, identificada tentativamente como un modelo ligero de cuatro plazas propiedad de una empresa agrícola regional, se precipitó al suelo tras aparentemente perder el control durante un vuelo de rutina. Testigos oculares describieron una escena caótica: “Escuchamos un estruendo ensordecedor, como si el cielo se hubiera roto, y luego vimos humo elevándose del campo”, relató María López, una agricultora de 52 años que reside a unos 500 metros del sitio del impacto. “Corrimos hacia allá, pero el fuego ya había comenzado a consumir la máquina. Fue horrible”.
Las víctimas fatales han sido identificadas como el piloto, Javier Morales Ramírez, de 45 años, originario de Cuauhtémoc, y su copiloto, Elena Vargas Soto, de 38 años, ambos empleados de la compañía AgroAviación S.A., dedicada a fumigaciones aéreas en la región. Morales, un veterano con más de 15 años de experiencia en vuelos agrícolas, era padre de tres hijos y conocido en la comunidad por su dedicación al trabajo en los campos de manzanas y nueces, emblemáticos de la Sierra Tarahumara.
Hasta el momento, no se reportan heridos en tierra, aunque el impacto ocurrió en un área agrícola activa, lo que generó pánico entre los jornaleros cercanos. Elementos de Protección Civil de Cuauhtémoc, junto con paramédicos del Centro de Atención Médica de Emergencias (CAMe), acudieron de inmediato al lugar. El fuego fue controlado en menos de 30 minutos gracias a la rápida intervención de dos unidades de bomberos voluntarios.
Las autoridades de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) han iniciado una investigación exhaustiva para determinar las causas del desplome. Fuentes preliminares apuntan a un posible fallo mecánico en el motor, agravado por condiciones climáticas adversas: esta mañana se registraban vientos racheados de hasta 40 km/h y visibilidad reducida por niebla matutina en la zona montañosa. “No especularemos hasta tener los resultados periciales, pero todo indica que no hubo negligencia por parte de la tripulación”, declaró el director de Protección Civil municipal, Roberto Herrera, en una conferencia de prensa improvisada en el sitio.
La aeronave, registrada bajo el número XA-ABC, había pasado su última inspección hace tres meses, según registros públicos de la AFAC. Expertos en aviación consultados por este medio sugieren que estos accidentes en vuelos agrícolas son raros, pero a menudo se deben a sobrecargas o problemas en equipos antiguos, comunes en la agricultura chihuahuense.
La familia de las víctimas recibe ya el apoyo de la comunidad: se ha organizado una colecta para cubrir gastos funerarios y un fondo de ayuda para los dependientes de Morales y Vargas. El gobernador de Chihuahua, Maru Campos, emitió un mensaje de condolencias vía redes sociales: “Lamentamos profundamente esta pérdida. Nuestros pensamientos están con las familias y la comunidad de Santa Isabel. Toda la fuerza del estado está a su disposición”.
Se espera que los restos de la avioneta sean trasladados a un hangar en Ciudad Juárez para un análisis forense detallado, coordinado entre la AFAC, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) y peritos independientes. Un informe preliminar podría estar listo en 72 horas, mientras que el definitivo tomará semanas.
Este incidente recuerda otros accidentes aéreos en Chihuahua, como el de 2022 en el desierto de Samalayuca, que cobró tres vidas y expuso fallas en la regulación de vuelos no comerciales. Expertos llaman a una revisión urgente de la flota agrícola en el estado, donde operan más de 50 avionetas similares.
Mientras tanto, en Santa Isabel, la vida sigue, pero con un vacío que tardará en llenarse. “Eran buena gente, trabajadores honestos”, concluyó López, con la voz entrecortada. “Que Dios los tenga en su gloria”.